domingo, 11 de diciembre de 2016

Pensando en María...

Pensar en María es... tocar el Cielo.
Es subir alto aquí mismo en la Tierra.
Porque para verla, para escucharla y sentirla es necesario desearlo con toda la fuerza del corazón.

Jesús es tan bueno que nos concede visitar a su Madre porque nos ama sin medida.
Eso sí, hay que estar en estado de gracia, confesándonos frecuentemente para que nuestra alma esté libre hasta de pecado venial. También frecuentando la Santa Eucaristía, que no es otra que el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo: Dios y Hombre verdadero.
Es deber de todo cristiano asistir a la Santa Misa todos los domingos y Fiestas de guardar.
Pero si se puede debemos asistir todos los días. Ya que nos revitaliza y fortalece para la lucha diaria en esta vida peregrina.

Por ejemplo, para mí, es maravillosos saber que al final de cada jornada de entrega difícil, sacrificada, complicada, o como bien resulte, estaré presente en el memorial del Sacrificio de Cristo en su Pasión. Y lo recibiré en la Santa comunión.
Es la mejor de las recompensas!
Nosotros tan nada unidos a un Dios tan grande y bueno. Tan lleno de amor, que desde ya nos permite pregustar el Cielo...

Para sentir a María mira al cielo.
Imagina a una mujer que dijo Sí al Arcángel Gabriel.
Que oyó hablar desde siempre de la llegada del Salvador para su pueblo.
Quien se entera de pronto que será Ella su Madre...

María, Inmaculada desde su concepción puesto que Cristo tomaría de Ella su carne, nos espera para hablarnos. Para sonreírnos. Para decirnos cuánto nos ama y cuánto necesita de nuestra ayuda para salvar a las almas.
Como bien dijo en una de sus apariciones: hay muchas almas que se condenan porque nadie reza por ellas.

Hermanos, ayudemos a nuestra Madre en su labor de conducir al Cielo a todos sus amados hijos.
Y Ella se alegrará permitiéndonos descubrir su amor hasta en el canto de las aves. O en la luna que brilla por la luz del sol. Como Ella brilla por la Luz de su Hijo.

Gracias mamá. Gracias por estar ahí y esperarnos sin descanso.
Te amamos.
Ayúdanos  a amar a tu Hijo como Él lo espera.
Que se haga Su voluntad en nuestras vidas.



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